Historia de siete días
Hace más de 40 siglos los señores de la guerra del Oriente Medio impusieron una ley sobre la duración de la semana. Una ley que repercute hoy en día, en nuestros días de descanso, como nos vestimos los lunes, los domingos sagrados o cuando llegará el viernes. Todo tiene su origen en algo que ocurrió en el año 2350 aC . cuando Sargón I, Rey de Akkad, después de haber conquistado Ur y las otras ciudades de Sumeria, instituyó una semana de siete días, la primera en ser registrada.
Sumeria era una civilización muy innovadora en muchos aspectos sociales, económicos y científicos. Ya usaban el concepto de semana, los días de 24 horas y las horas de 60 minutos, por lo que la invasión de Sargón no les cogía de nuevas. Usaban el sistema sexagesimal, donde tenían como número clave el 60 que es divisible por 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 15, 20 y 30. Pero, ¿porqué los sumerios accedieron tan rápidamente a aceptar las semanas de 7 días del conquistador Sargón I?
Para los antiguos Egipcios o la antigua China las semanas tenían 10 días, mucho más comprensibles cuando contamos con los dedos de nuestros manos.
El año y el día son divisiones naturales del tiempo. Incluso el mes, es una reminiscencia del calendario lunar. Sin embargo la semana es algo artificioso, algo que no cuadra muy bien con el calendario lunar de 29 días y medio.
Los sumerios adoptaron enseguida la semana porque adoraban a siete dioses que podían ver en el cielo. Siguiendo su religión nombraron los días de su semana según estos siete cuerpos celestes. Y es increíble que después de cuarenta siglos sigamos cada semana venerando a estos antiguos dioses a pesar de haber intentado durante milenios borrarlos de nuestro lenguaje y nuestras creencias.
Para los sumerios el siete era un número especial. Concibieron el Arbol de la Vida con siete ramas y siete cielos, y que con el tiempo pasó a Babilonia .
La epopeya de Gilgamesh de Sumeria describe el rito de paso a través del cual Enkidu, el hombre-mono se hizo humano, gracias al obligado Shamhat. Mientras los dos hacían el amor, se olvidó de la naturaleza de donde había nacido. Durante siete días y siete noches, fue eregido y unido a Shamhat. El séptimo día no era santo, al contrario, representaba el peligro y la oscuridad, era arriesgado hacer algo en ese día. Por lo que para evitar la mala suerte y el mal augurio, ese día se descansaba.
Durante el cautiverio de los hebreos en Mesopotamia, algunas tradiciones pasaron a las creencias judías. Por un lado obtuvieron el Diluvio Sumerio y por otro también adoptaron la leyenda de la creación de la epopeya de Gilgamesh y sus siete días, que usaron en la creación del Génesis. Sin embargo para los judíos, era más noble que en el séptimo día el Creador estuviese satisfecho, sentado.Cualquier cosa que se iniciara ese día, acabaría en lágrimas, un concepto de los sumerios.
La semana llegó a la India hace más de 2.000 años, en la época en que se redactaron algunas escrituras, pero nunca aceptaron el Sabat judío, el día de descanso. Las historias de los hindúes eran mucho más complejas que las hebreas.
Los hindúes de la antigüedad ya habían observado que las Krttikas (las Pléyades) eran siete estrellas. También anotaron los Siete Sabios que sobrevivieron al Diluvio (la Osa Mayor). Que a su vez combinaron diciendo que las Krttikas eran las sietes esposas de los Siete Sabios.
Pero cuando absorbieron la semana sumeria original, también adoptaron los siete dioses y en su forma remanente se aferraron a ellos. Todavía hoy en día quedan reminiscencias en el hindi moderno. Al igual que en el sánscrito antiguo, los planetas que llamamos Marte y Mercurio son Mangal y Budh. Para nosotros los días que llamamos martes y miércoles, al igual que los romanos les llamaban Martis y Mercurii, o en el francés moderno mardi y mercredi, para los hindúes son Mangalvar y Budhvar.
En otros lugares, los viejos dioses sumerios y sus planetas, se cambiaron por otras deidades, otros nombres , pero aun así siguen conservando sus identidades, y han mantenido sus lugares en el orden de los días de la semana.
El primer intento de cambio de los dioses sumerios fue cuando se llevó a la lengua semítica babilónica. Hacia el año 700 adC los días de la semana eran empezando el domingo Shamash (Sol), Sin (Luna), Nergal (dios de la guerra), Nabu (dios de los escribas), Marduk (padre de Nabu y señor de los hombres), Ishtar (diosa del amor) y Ninurta (dios de la agricultura). Cuando los romanos adaptaron los dioses griegos a los suyos, también lo hicieron con la semana, y así los nombres fueron en el mismo orden de griego a romano Helio a Sol, de Selene a Luna, de Areos a Martis, de Hermes a Mercurio, de Zeus a Júpiter, de Afrodita a Venus y de Kronos a Saturno. Las identidades se mantuvieron casi intactas como un traspaso cultural en la circulación de gentes y mercancías de aquella época. La referencia más antigua de los romanos donde se asocia los siete días de la semana a los cuerpos celestes está en la obra de Plutarco (46 a 120 dC) Entre los siglos I al III el imperio romano reemplazó gradualmente su ciclo mundinal (semana del mercado) de ocho días hacia el de siete días, según la astronomía helenística mucho más avanzada. Por tanto desde los sumerios a los romanos, Inanna paso a ser Ishtar, luego Astarte, para los griegos Afrodita y terminó en los romanos como Venus. Lo mismo pasó con el Dios Escriba de los sumerios que sería el mensajero de los dioses Mercurio.
Del mismo modo, la diosa del amor Freya tomó el lugar de Venus - y su lugar en la secuencia semanal. En los pueblos germánicos y en el inglés, los dioses Marte, Mercurio, Júpiter y Venus fueron, con el tiempo, renombrados en honor de los dioses teutónicos: Tiw, Woden, Thor y Freya. Aun así la cadena permaneció intacta. Aunque en inglés Wednesday y el escandinavo Onsdag saludan al dios Woden u Odin, esto es porque se identificaron con Mercurio. Del mismo modo la diosa del amor Freya tomó la misma secuencia semanal que ocupaba Venus.
En algunas lenguas modernas como el griego, los días lunes, martes y miércoles se nombran numéricamente (Deutera, Triti y Tetarti). En el portugués de lunes a viernes se nombra también de la misma forma (Segunda, Terça, Quarta, Quinta, Sexta)
Latín | Castellano | Catalán | Francés | Italiano |
septem | semana | setmana | semaine | Settimana |
dies lunae | lunes | dilluns | lundi | Lunedi |
dies martis | martes | dimarts | mardi | martedi |
dies mercurii | miércoles | dimecres | mercredi | mercoledi |
dies iovi | jueves | dijous | jeudi | giovedi |
dies veneris | viernes | divendres | vendredi | Venerdi |
dies saturni | sábado | dissabte | samedi | Sabato |
dies solis | domingo | diumenge | dimanche | Domenica |
El sábado era especial y resistió a los cambios en muchos lugares (Sabat en hebreo, Sabato en italiano, Sobota o Subota en eslavo)
Sin embargo el domingo tuvo una evolución diferente. En principio era el día del Sol, desde los tiempos de los sumerios, pero hacia el año 321 dC, Constantino firmó un edicto por el cual ordenaba a las ciudades de su imperio descansar ese día, lo cual gustó a los adoradores del Sol "Dies Solis". Y por otra parte los cristianos también lo hicieron especial y lo vincularon a la resurrección llamándolo Día del Señor "Dies Domini". De esta forma y durante mucho tiempo, cristianos y adoradores del dios Sol coincidieron en el mismo día sagrado. En su momento fue un movimiento astuto de Constantino, pero dejó marcado un cisma en la historia. Para los germánicos es estrictamente el día del Sol (Sonntag, Zonday, etc.) pero también es el día del señor, en latín Dominus (Domingo, Domenica, dimanche) y en griego Kyriaki (dios es Kyrios). Los celtas se dividen entre los galeses que sería Dydd Sul y los galeicos que sería De Domhnaich. El más curioso de los nombres del domingo es en ruso "Voskresenye" es decir Resurrección, el día de la resurrección del Señor, que perduró incluso durante los largos años de ateísmo comunista.
Después de 4.400 años desde la antigua Sumeria, seguimos usando la semana de 7 días, y no como un valor práctico sino con su inspiración religiosa.
Los antiguos podían ver esos siete días en el cielo, y sobre ello interpretaron sus creencias y sus culturas. Nosotros hemos heredado esa concepción del tiempo y vivimos cada día influenciados por unos conceptos que muchos desconocen pero que otros muchos miran con curiosidad hacia nuestra historia.
Bibliografía:
- La epopeya de Gilgamesh por Jean Bottero.
- The Cosmology of the Bhagavata Purana: Mysteries of the Sacred Universe por Richard L.Thompson
- Las civilizaciones Antiguas de Mesopotamia por B.Foster y K.Foster
- Historia Antigua del Próximo Oriente por J.Sanmartín y J.M.Serrano
- Tiempo por Paul Bennett.
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