Calendario Gregoriano: un 5 de octubre que nunca existió
El otro día, en la víspera de la Luna llena me acordaba de que el 5 de octubre del año 1582 nunca existió… Pero, ¿qué tiene que ver la Luna con que no existiera ese día?
Calendarios lunares
Resulta que la rotación de la Tierra sobre sí misma, a lo largo de los siglos se va desacelerando por el efecto que ejerce la Luna en la velocidad de giro. Es decir, a lo largo de los siglos y milenios, el día dura más tiempo. Este frenado hace, a su vez, que la Tierra alargue también su traslación alrededor del Sol, por lo que el año va variando a lo largo del tiempo. Esto se debe a la excentricidad sobre las mareas. Es decir, por culpa de la subida y bajada de las mareas, la Tierra se está frenando poco a poco. Este efecto está siendo muy estudiado por los científicos, y hace que a lo largo del tiempo, el año vaya cambiando, aunque solo es perceptible cada pocos miles de años.
Originalmente, las culturas antiguas incluso desde el paleolítico, el concepto del mes surge con las fases de la luna. Es lo que se llama el mes sinódico, siendo su duración aproximada de 29,53 días, que suele variar por perturbaciones de las órbitas de la Luna respecto a la Tierra y de esta respecto al Sol. Esta es la base de los antiguos calendarios y de algunos más modernos como el hebreo o el musulmán. El uso de los calendarios lunares es efectivo para calcular periodos de tiempo largos, que no son de días, sino de lunas o meses.
Sin embargo en la naturaleza se producen otros ciclos más largos como son las estaciones, y los años. Por ello los antiguos debían diseñar formas de observar el cielo, y averiguar cuando empezaban los equinoccios para calcular las festividades, el comienzo de las labores agrícolas, etc. Surgieron algunos centros astronómicos importantes como Stonehenge, en la edad del bronce. Los pueblos de la península italiana tenían sus propios calendarios lunares. Con el tiempo se acordó usar un calendario lunar común que al principio fue de 304 días distribuidos en 10 lunas y con el tiempo se denominaron mensis. (6 meses de 30 días y 4 de 31 días). Sin embargo los desfases eran evidentes, por lo que debían añadir un mes cada dos años. Los ajustes se solían hacer mal, casi siempre ajustados a los pagos de tributos, adelantar o retrasar cargos o votaciones en las asambleas, etc.
Calendario Solar
Pero la más avanzada fue la sociedad egipcia. Los antiguos egipcios, con una economía fundamentalmente agrícola y dependiente de las subidas del cauce del Nilo, que a su vez tiene una periodicidad anual, necesitaban ser mucho más precisos. Por ello hacia el 3.000 adC ya contaban con un calendario solar. Con este predecían con exactitud el momento de inicio de las crecidas del río. El calendario egipcio estaba dividido en 365 días, con tres estaciones, meses de 30 días y de 10 días.
Así, cuando el dictador de Roma Julio Cesar llegó a Egipto, como había ocurrido con la Griega, hicieron propios algunos adelantos de las culturas que absorbían. Por ello se instauró en el año 46 a.C el calendario egipcio que se llamaría Juliano de tipo solar dividido en 12 meses, y con un año bisiesto cada cuatro años. Este calendario más exacto que el lunar consideraba que el año tenía 365,25 días.
Este calendario se volvió a reformar en el 325 con el concilio de Nicea, donde se fijó el momento astral en que debía celebrarse la Pascua y, en relación con esta, las demás fiestas cristianas que se movían a lo largo del año. Querían regularizar el calendario litúrgico para lo cual introdujeron varias correcciones respecto al comienzo de la fiesta principal en sustitución de las antiguas saturnalias. Sin embargo aquí se volvió a introducir un sesgo histórico. Como desde el año 45 adC. hasta el 325 transcurrieron 370 años, se produjo un adelanto de 3 días en la datación de los solsticios, es decir que en aquel año el solsticio de invierno ocurrió el 24 diciembre y el de verano el 24 junio, las celebraciones paganas relacionadas con estas fechas se perpetuaron cristianizadas bajo las advocaciones de San Juan, en junio y la Natividad en diciembre aunque ya no coincidieran realmente con los solsticios. Y parecía que funcionaba pero...
El calendario Gregoriano
El calendario Juliano arrastraba un error que a lo largo de los siglos se fue haciendo más evidente. El problema provenía del inexacto cómputo del número de días con que se contaba el año, y en el siglo XVI los astrónomos de la universidad de Salamanca estudiaron lo que ocurría. Por aquella época Portugal y Castilla contaban con grandes astrónomos por la pujanza de los viajes oceánicos y las nuevas rutas y el estudio de los cielos era una necesidad estratégica. El primer estudio se realizó hacia 1515 y se presentó al Papa León X pero no fue considerado ni por éste ni por su sucesor Adriano VI. El segundo estudio, más preciso fue presentado al Papa Gregorio XIII en 1578. Se hablaba de la exactitud de los días del año que, en vez de los 365,25 del calendario juliano eran realmente de 365,242189, es decir, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. Esos 11 minutos contados adicionalmente cada año habían supuesto en los 1257 años desde que entró la reforma del calendario Juliano del año 325, hasta 1582 de unos 10 días de desfase. La reforma del calendario conllevaba entre otras medidas, la anulación de esos 10 días para volver a adaptarlo. El calendario Gregoriano entró en vigor primeramente en los países católicos, Italia, Francia, Portugal y en España en 1582, donde el 05 de octubre nunca existió, y la noche del jueves 04 de aquel año, pasó al viernes 15 de octubre. Poco a poco el calendario fue introduciéndose en todos los países del mundo, algunos ya en el siglo XX.
Bibliografía:
- ECWIKI - Enciclopedia católica online: http://ec.aciprensa.com/wiki/Papa_Gregorio_XIII
- El Calendario en la Roma republicana. A.K. Michels (1967). Princeton.
- Memoria de la Historia - Carlos Fisa (1992)
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